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Fitca 2009

Hoy más que nunca necesitamos un teatro con sentido y también consentido por el público, es decir, que le guste a la gente, sí, pero también que proponga, que no sea meramente espectáculo. A menudo, en el transcurrir diario, cuando uno va al trabajo (los que todavía tienen), a la escuela, o al preparar alimentos, se suelen ver imágenes que nos muestran que estamos rodeados e inmersos en el espectáculo. En la televisión, por ejemplo, en el programa “Doce Corazones” mujeres y hombres tratan de elegir pareja, en “Wild on E” los conductores visitan lugares “salvajes” en donde la gente se emborracha, se encuera y muestra sus lujuriosas partes a la televisión. También encontramos espectáculo en las noticias: imágenes cargadas de violencia, o incluso en “NatGeo” con escenas de animales cazando presas, o aún peleas entre ellos. Sucede lo mismo en la calle donde en cualquier esquina, el show nos salta de improviso a la cara y nos encontrarnos de frente, en el periódico “La I” por ejemplo, la cara de un masacrado con los sesos de fuera al lado de unas hermosas nalgas en una especie de asociación sadomasoquista. El Internet tampoco se

escapa, el espectáculo aquí tiene igual sus matices y podemos encontrarnos con videos en “You Tube” como el del Canaca, un borracho que salta al estrellato del rating por su famosa frase que a la letra dice: “¡Me amarraron como un puerco!” Pienso que un espectáculo de este tipo, es como diría un compañero, la pura vanidad, el puro show, el éxito comercial que después revenden a 300 pesos la entrada por función con boleto numerado. Sin embargo, cuando al espectáculo le agregamos humanidad, sentido e historia la cosa cambia. En el caso del Canaca, si entendemos que se trata de un borracho que se hizo famoso cuando murió atropellado por una persona ebria cuando él ya no tomaba, si nos enteramos de sus condiciones de vida, de las opiniones de sus hermanos y familia, de sus problemas, y si a esto le aderezamos una conciencia sobre el abuso policial y la represión social que se vive en nuestros días, entonces cuando en el video él se queja de que le robaron 50 000 pesos y de que lo amarraron como un puerco, empieza a cambiar el espectáculo. En el Canaca comienza a existir humanidad porque conocemos más la historia de cómo llegó hasta allí, se humaniza, adquiere sentido ante el puro espectáculo, ante el efecto teatralista y el mero uso efectista de los medios, sin discurso más allá que el del propio show de esta estética cultural extraña en la que nos sumergimos diariamente. No obstante, algo transversal mantiene unidos a todos estos espectáculos de estética bizarra: la interacción entre la gente y el espectáculo. Vivimos en un tiempo en el que nuevo espectador pareciera ser aquel que interactúa con la obra, ya que a la luz de la influencia de las nuevas tecnologías con un click se puede navegar por el espectáculo, estableciendo rutas e intercambios con aquello que se presenta y cambia ante nuestros ojos. En el FITCA le seguimos apostando a esto último: al intercambio, pero también a lo humano. Son nueve años ya con el este festival, trascendemos trienios, sexenios y ahora octenios y hasta surcamos en medio de la influenza AH1N1. Avanzamos a contracorriente y con menos presupuesto, tratando de construir un nuevo Carmen, un nuevo estado y un mejor país, intentando crear algo que permanezca, que se quede en la memoria de nuestra pequeña historia, en el recuerdo de quienes lo visitan y participan y de quienes lo entregan, tratando de proponer historias que humanicen, nos den sentido y una razón de ser.

Jorge Pérez Falconi

Director del Festival

 

Del 19 al 28 de junio del 2009

Isla del Carmen, Campeche

© 2014 by Fitca.

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